15 de Mayo de 2024

Historia
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Los primeros cinco años de vida son clave. Durante ese tiempo, nuestro cerebro se define. Se crea o no una predisposición para la ansiedad, la depresión o cualquier patrón emocional, que luego cuando somos adultos es difícil de corregir. A sus 29 años, Jessica Vega lo sabe muy bien, pues tratando de entenderse a sí misma encontró la clave para la salud mental.

De pequeña era una niña que se sentía sola y que siempre tuvo la necesidad de escribir para canalizar sus pensamientos. De adolescente, -sin darse cuenta- ese sentimiento se convirtió en el protagonista de su vida. “Fui a París a estudiar y, en ese cambio, no supe adaptarme ni acostumbrarme a vivir sola. Mi lado emocional afloró en su máxima expresión”, cuenta.

La falta de confianza y los constantes pensamientos negativos en su cabeza no la dejaban dormir. Comenzó a tener ataques de ansiedad y, años más tarde, ataques de pánico. Acudió a diversos psicólogos hasta que encontró a Paolo. Un terapeuta que la acompañó por cuatro años en su recuperación, haciendo uso del mindfulness y el enfoque budista de tenerse autocompasión.

Pronto aparece el yoga; pero de forma inconstante. Hasta que decide hacer un profesorado, que le exige practicarlo ocho horas diarias y ahí descubre el verdadero poder de esta actividad. “Mientras investigaba sobre lo que me pasaba, aprendí que los pensamientos hay que tomarlos como objetos momentáneos y las emociones como pasajeras, más no como el conductor del auto”, confiesa la yogui.

Con la practica de la meditación y un cambio en sus hábitos alimenticios, Jessica estaba en un nuevo escalón de bienestar. Así fue que en 2014 decide abrir su blog ¿Yoga o Clonazepam? “Siempre me gustó escribir y lo identifiqué como aquello que yo sabía hacer bien. Eso me daba mucha autoestima. Por eso desarrollé una linda relación con la escritura”.

Los seguidores de su página le pedían que escribiera un libro. Pero no fue hasta 2015 que decide hacerlo, luego que la muerte de su mejor amigo la impulsara a replantear su vida. “Con él siempre habíamos planeado en hacer un viaje a Tailandia para estudiar sobre la meditación y el budismo”. Así entre la naturaleza, la práctica del budismo y el yoga pudo encontrar el balance ideal para darle forma a su primera publicación.

PAZ COMPLETA

Compartir su experiencia resultó gratificante y sanador. Pero la plenitud la alcanza al quedar embarazada. La llegada de Matías le brinda la dosis de paz y tranquilidad que le faltaba. “En el momento que nació Mati se acabó esa sensación de soledad por completo y fue muy lindo. Es el mejor regalo que me dio la vida”, cuenta la profesora de yoga. 

Mati cambió por completo su estructura de trabajo. Los cursos, talleres y retiros asociados a la salud mental que antes organizaba en la sierra o selva peruana, ahora solo los realiza en el norte del país porque ahí es donde puede llevar a su pequeño de dos años.

“Trato de dedicarle el mayor tiempo de mi día a mi hijo. De hecho, según estadísticas científicas, si un niño pasa más de cuatro horas lejos de su mamá puede sentir estrés. Por eso, intento no pasarme de las horas y regresar para verlo”, explica.

Jessica lanzó este año su segundo libro “Botiquín de emergencia emocional”, en el que dedica unas páginas a explicar el cerebro del niño y cómo su desarrollo es tan importante para el futuro de las personas. “Al día intento tener horarios en los que no reviso pendientes del trabajo para estar con mi hijo. Él me relaja y me ayuda a estar en el presente. De alguna manera, siento que la meditación y Mati son iguales, porque permiten que no me enrede en mis pensamientos”.

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